¿Eres consciente de cuánto desde la mente comes? Llevo más de 10 años acompañando procesos de cambio de alimentación y es tan habitual cuando empiezo un proceso que la persona me cuente “lo que considera que hace bien” con relación a la comida. Cuando les pregunto ¿para qué comen fruta después de comer o para qué hacen 5 comidas o para qué beben 2 litros de agua al día? Me dicen: porque es sano.

 

Y se quedan ahí.

 

Yo también me he quedado ahí durante mucho tiempo. Consideré que comía “saludable” y en un restaurante nunca comía postre, beberme un café (porque me encanta su sabor) me generaba culpa, si no comía todo ecológico no era suficiente y así una larga lista de exigencias que me imponía y que nunca llegaba a todo.

 

¿Y de que me di cuenta?

 

De que en mi vida vivía de la misma manera, rápido, llena de cosas por hacer, nunca era suficiente, llena de etiquetas “saludables”.

 

Mi relación con la comida me mostraba la relación que tenía con mi cuerpo y con mi vida.

 

Vivía desde la mente, no desde mi cuerpo.

 

¿Qué es la mentalidad dieta?

 

Es comer sin saber si te apetece o no, simplemente eliges los alimentos porque es lo que te han recomendado, y digo esto porque no eliges desde lo que te pide tu cuerpo porque no confías en los mensajes de tu cuerpo, confías en lo que te dice un médico o nutricionista que no te conoce de nada.

 

No existe una alimentación perfecta para todo el mundo.

 

Una ensalada puede sentarle estupendamente a alguien mientras que a otro le da gases y así con todo. Hay una idea general de qué es comer sano, que creo que todas las personas podemos compartir: frutas, verduras, no procesados, alimentos naturales, no azúcar… Y luego hay muchos tipos de dietas: macrobiótica, paleo, vegetariana… ¿Cuál es más sana? Nadie te lo puede decir, necesitas experimentarla y, sobre todo, sentirla. Observar cómo son tus digestiones, tu forma de ir al baño, tus heces, tu energía, tu vitalidad, tu sistema inmune… También tu concentración, tus altibajos emocionales, tu descanso… porque esto, también tiene relación con lo que comes.

 

Recupera tu poder: eres la que más sabe lo que necesita.

 

Mientras comes desde la mente, todo son dudas, no hay certeza hasta que no conectas con tu cuerpo.

 

La mentalidad dieta genera inseguridad, pérdida de poder personal, dificultad para conectar con la sensación de hambre del cuerpo. Y, sobre todo, es una forma de generar un problema con la relación con la comida porque encajarte en un tipo de alimentación implica comer ciertos alimentos y renunciar a otros que, quizá no deseas.

 

Genera mucha rigidez y desde ahí es muy difícil escuchar lo que el cuerpo necesita.

 

¿Cómo salir de una mentalidad dieta?

 

No es cuestión de comer lo que quieras, sino de tratar de escuchar a tu cuerpo y a tus necesidades.

 

Cuanto más te prohíbas un alimento, más lo desearás y cuando lo comas será en forma de atracón.

 

Deja de denominar alimentos en buenos o malos, deja de pesarlos y contar calorías, conecta con tu sensación de hambre, sal de las etiquetas que te has puesto y que parece que sin ellas no eres tú, eres mucho más que una forma de comer.

 

Cuando comes escuchando a tu cuerpo, comes la cantidad que necesitas, comes alimentos que te hacen sentir con energía, si un día te pasas o comes algo que normalmente no comes, al día siguiente vuelves a tu alimentación fácilmente y saltarte “la dieta” no implica semanas comiendo sin freno todo lo que te has prohibido porque, sencillamente, no te prohíbes nada.

 

Dejas de sentirte mal por comer, porque necesitas alimentarte y reconoces los alimentos como fuente de nutrientes, energía y vitalidad.

 

Estás en paz contigo misma y no pasas todo el día pensando en comida.

 

Tu relación con la comida deja de ser una lucha sino que es un lugar de encuentro contigo misma.

 

Puedes cambiar tu relación con la comida, sin dietas, generando un estado de comprensión profunda contigo misma y reconociendo, cómo, cuando aparece un atracón o empieza una “mala” racha con la comida, es un indicador de algo que está ocurriendo en tu vida y que no estás pudiendo gestionar, porque no puedes, o porque no quieres mirar.

 

Deja de echar la culpa a la comida, la comida ha sido la amiga que te ha tendido la mano durante muchos momentos en los que sentías que morías y gracias a ella has sobrevivido.

 

Quizá hoy, si estás leyendo este artículo, es momento de empezar a afrontar tu relación con la comida desde otro lugar.

 

Te leo en comentarios…

 

Un abrazo,